viernes, 2 de mayo de 2014

CAPÍTULO 4 ♥

Era María, me dio dos besos y entramos en casa.
GEMMA: Dios, me has asustado.
MARÍA: Lo siento, quería darte una sorpresa no un infarto.
GEMMA: No pasa nada, ¿qué haces? ¿cómo te ha ido el día?
MARÍA: Pues he discutido con un chico que ni conozco, con eso te lo digo todo.
GEMMA: Vaya, ¿y eso?
MARÍA: Ya sabes que odio que se insulten a la gente y el idiota estaba llamando ciega a la pobre recepcionista de la universidad y me cabreé muchísimo.
GEMMA: Lo entiendo, yo creo que también le habría dicho algo.
MARÍA: Bueno ¿y tú día qué?
GEMMA: Mi día.. pues lo acabo de conocer y ya estoy incómoda con mi compañero de trabajo y encima lo tengo que ver esta tarde porque he pedido los dos turnos.
MARÍA: Vaya, solo es por el mediodía y nuestro día no puede empeorar.
GEMMA: Pues ya ves, ¿te quedas a comer?
MARÍA: Vale, pero tengo que confesarte una cosa.
GEMMA: ¿Qué cosa?
MARÍA: ¿Estamos solas?
GEMMA: Creo que si, si no hubiera bajado ya ha saludarme.
MARÍA: Bueno, es que no quiero que se entere nadie.
GEMMA: Que no, venga, dime.
MARÍA: Que creo que tu hermano me sigue gustando.
GEMMA: ¿¡Qué!? ¿enserio?
MARÍA: Si, muy enserio.
GEMMA: ¿Por qué no se lo dices?
MARÍA: No se, ¿y si yo no le gusto? no quiero estropear la amistad que tenemos, si el no siente lo mismo no podría estar en el mismo espacio que el, estaría muy pero que muy incómoda.
GEMMA: Si quieres le puedo preguntar si le gusta alguien, le voy sacando información.
MARÍA: Me harías un gran favor.
GEMMA: Bien, pues vamos a comer que a las 5:00 empieza el turno de tarde.
Nos pusimos a hacer de comer, terminamos de preparar la comida y justo en ese momento llegó mi hermano.
CHRISTIAN: Buenas.
GEMMA: Hola.
CHRISTIAN: Ah, hola María, no sabía que estabas aquí.
MARÍA: Hola, tu hermana me ha invitado a comer.
CHRISTIAN: Muy bien.
GEMMA: ¿Vas a querer comer?
CHRISTIAN: Claro.
GEMMA: Pues venga, vamos a comer.
Puse la comida en los platos y nos sentamos a comer, comimos, recogimos la mesa entre los tres y nos sentamos en el sofá. Era las 4:30 y ya me tenía que ir a trabajar de nuevo, me despedí de los chicos y salí dirección a la cafetería. Una vez llegué vi a mi compañero Mario con un chico sentados al lado de la puerta, supongo que esperaría a Raúl ya que la puerta seguía cerrada, yo me senté en el suelo con la espalda en la pared en la otra punta de la puerta para no estar cerca de este chico tan antipático, estaba esperando que llegara mi jefe escuchando música cuando vi que el amigo de Mario le daba un abrazo y se iba, seguí escuchando música y vi venir a cuatro chicos con una pinta muy mala, bajé volumen a mis auriculares y escuché la conversación y los chicos se estaban poniendo agresivos, decidí levantarme, me puse de pie y Mario me miró, al mirarme uno de los chicos se acercó a mi y llevó a donde estaban todos, estaba realmente asustada pero no lo demostré.
GEMMA: ¿Qué coño haces? ¡Sueltame!
XX: ¿Conoces a esta chica? -Dijo mirando a Mario.-
MARIO: No, solo es mi compañera de trabajo.
XX: Así que está disponible.
GEMMA: Para ti no gilipollas.
Al decirle eso el chico se enfadó y me pegó una cachetada que me hizo caer al suelo, me toqué el labio y tenía sangre. Me volví a levantar no dije nada pero el chico me agarró.
XX: Como vuelvas a insultar te vas a enterar mocosa.
MARIO: Venga, déjala, ella no tiene nada que ver.
XX: Tú callate la boca. -Dijo amenazándolo.-
Se volvió a acercar a mi y me olisqueó el cuello.
MARIO: Te he dicho que la dejes, que no tiene nada que ver.
El chico se enfadó y le pegó un puñetazo en la boca, tenía sangre, los chicos se fueron y me volví a sentar, se me cayeron algunas lágrimas del miedo que había pasado. Estaba pensando cuando llegó mi jefe, nos vio y me miró con una cara extraña pero no me dijo nada, abrió la cafetería y nosotros entramos, dejé mis cosas en el mismo lugar que en la mañana y me puse el delantal.
RAÚL: Chicos tengo que salir un momento, intentaré tardar poco ¿puedo confiar en vosotros para el cuidado de la tienda?
GEMMA: Claro que si, ve tranquilo.
Raúl se fue y yo me miré en un espejo que había allí el labio, me di la vuelta y cogí un botiquín, me acerqué a Mario y este me miró algo extrañado.
GEMMA: ¿Te duele?
MARIO: Un poco, lo siento por lo de ahí fuera.
GEMMA: No importa, ¿puedo? -Dije señalando su labio.-
MARIO: Si.
Me acerqué a el, cogí un algodón con alcohol y se lo puse en el labio.
MARIO: Ah..
GEMMA: Lo siento. -Dije en un susurro.-
Terminé de curarle esa herida y cerré el botiquín, lo iba a llevar a su sitio pero el me lo impidió.
MARIO: Trae, que tú también tienes.
GEMMA: Yo estoy bien.
MARIO: Venga.
GEMMA: Bueno.
Se acercó a mi, no se que me pasó, al tenerlo tan cerca pensaba que se me iba a salir el corazón, latía a tanta velocidad y con tanta fuerza que temía que lo escuchara, me curó el labio y se alejó para guardar el botiquín, lo guardó y nos pusimos a trabajar. Estuvimos trabajando hasta las 22:00 de la noche, salimos del local, Raúl cerró la puerta y se despidió de nosotros.
GEMMA: Hasta mañana Raúl.
Me quedé ahí mirando a Mario y este mirándome a mi.
GEMMA: Eh, esto.. hasta mañana.
MARIO: Hasta mañana Gemma y gracias por lo de hoy.
GEMMA: No hay porqué, que tengas una buena noche.
Dije eso y me fui sin darle la oportunidad de que me contestase, llegué a mi casa, subí corriendo a mi habitación, solté las cosas, me fui a la ducha y me metí en ella, estuve un rato y salí de allí algo mas relajada, me puse la ropa interior pero la ropa la tenía en mi habitación, salí del baño en ropa interior y justo en ese momento subía alguien, ya no me daba tiempo a llegar a mi habitación así que me quedé quieta y no podía creer quien estaba en mi casa, era..
[Narra María.]
Estaba cenando con mis padre cuando de repente me entró muchas ganas de vomitar, me levanté de la mesa, les dije que no tenía mas hambre y me fui a mi habitación, me puse el pijama, me tumbé en la cama, me puse el ventilador y esperé que se me pasara esta fatiga insoportable que tenía, al cabo de unos minutos me quedé dormida. A la mañana siguiente me levanté a las 7:00 de la mañana, me vestí, me peiné y me pinté un poco. Iba así:
María:

Bajé a la cocina, desayuné, cuando terminé recogí lo que ensucié, me lavé los dientes y me fui para la universidad. Una vez llegué me fui a la clase que me tocaba, llegué, me senté y esperé, terminaban de llegar los alumnos y al cabo de unos cinco minutos llegó el profesor, era bastante serio, se presentó y comenzó a dar la clase, pasó muy lenta pero al fin terminó, me fui a las siguientes, estas pasaron mas rápido. Ya era la hora del descanso, fui a la taquilla que me correspondía, guardé los libros y saqué mi bolso, cerré la taquilla, fui a salir de ese edificio cuando alguien dijo mi nombre y me di la vuelta.
MARÍA: Hombre, el que faltaba, ¿qué haces?
XX: Pues iba a salir con mis amigos, ¿te vienes?
MARÍA: Bueno, vale.
XX: Genial, eres amable por primera vez.
MARÍA: Muy gracioso..
XX: ¿Me vas a decir cómo te llamas?
MARÍA: ¿Y tú?
XX: Yo me llamo Luis.
MARÍA: María
LUIS: Bonito nombre.
MARÍA: Gracias.
Estuve hablando con Luis y salimos del edificio pero nos quedamos en la entrada, estábamos hablando cuando llegaron sus colegas, dios, ¿no tiene amigas? en fin, me los presentó y los saludé a todos, me estaba riendo con los chicos cuando llegaron un grupo de chicas.
XX: ¿Tú de que te ríes?
MARÍA: ¿Y tú eres?
XX: Soy la que te va a partir la cara si te vuelves a acercar a mi novio.
MARÍA: Mira tía, soy nueva, así que no me comas la cabeza.
XX: Yo solo te advierto.
MARÍA: Pues hija, si me tienes que advertir a mi que soy nueva será que tienes unos cuernos que no cabes por la puerta ¿no?
La chica se enfadó y me pegó una cachetada, me quedé algo sorprendida pero apreté el puño y le di un puñetazo.
MARÍA: Como vuelvas a tocarme no lo cuentas pija de mierda.
XX: Dios, tía, eres una salvaje.
MARÍA: Para que veas que me defiendo de gente como tú y la próxima vez adviertes a tu novio, payasa.
Las chicas se fueron y los chicos se me quedaron mirando.
MARÍA: ¿Qué me miráis? ¿quién es el novia de esta?
CARLOS: Yo estuve con ella, pero no era la de los cuernos, era yo, por eso la dejé.
MARÍA: En fin, ya me voy a clases, adiós.
LUIS: Oye María, ¿quieres salir esta tarde con nosotros?
MARÍA: Bueno, vale, no tengo nada mejor que hacer.
LUIS: Bien, pues a las 17:00 en el parque ¿vale?
MARÍA: Vale, allí nos vemos.
Volví a las clases y estas pasaron bastante rápidas, se hizo la hora de irse, me despedí de los chicos hasta la tarde, salí del edificio y justo en la puerta me llama alguien.
MARÍA: Esa voz..
Me giré y ahí estaba, no lo podía creer, ¿estaba alucinando? no, esto no puede ser cierto ¿que hacía aquí? era..

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